Porque tuvo un amante, Se llamaba Kwekuatsu. Vivían en el mundo de los espíritus y cada noche recorrían el cielo los dos juntos.
Pero… uno de los espíritus estaba celoso, Triskta, quería a la luna para él solo. Así que le dijo a Kwekuatsu que la Luna había pedido flores, le dijo que venga a nuestro mundo y recogiera rosas silvestres.
Pero lo que Kwekuatsu no sabía era que al abandonar el mundo de los espíritus no puedes regresar.
Y así, cada noche, mira hacia el cielo observando la Luna y aullando su nombre, porque no podrá volver a tocarla jamás
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